miércoles, 15 de julio de 2009

FERNANDO LUGO, PEDERASTAS EN LA IGLESIA

Fernando Lugo, Pederastas en la Iglesia

Tres actos casi simultáneos sobre un mismo tema- los curas pederastas- han tenido lugar la última semana. Uno de carácter político-religioso, el Papa Benedicto XVI en Australia, y dos de ámbito cultural, el estreno del documental estadounidense “Líbranos del mal”, dirigido en 2006 por Amy Berg, y la concesión en la XXI edición de la Semana Negra de Gijón, del premio Rodolfo Walsh a la mejor obra de no ficción a la periodista mexicana Sanjuana Martínez por su libro “Prueba de fe, la red de cardenales y obispos en la pederastia clerical” (Ed. Planeta. México).


En Australia Benedicto XVI manifestó durante la homilía de la misa que celebró en la catedral de Sydney: "Me gustaría detenerme para reconocer la vergüenza que todos nosotros tenemos que sentir como resultado de los abusos sexuales de menores cometidos por algunos sacerdotes y religiosos en este país", y agregó "las víctimas deben recibir compasión y cuidado y los responsables de tales males deben ser llevados ante la Justicia".

Amy Berg cuenta en "Líbranos del mal" la historia del cura Oliver O’Grady quién, en California, durante veinte años (de 1973 a 1993) abusaba de su autoridad religiosa para violara a cientos de niños. Entre sus víctimas había un bebé de nueve meses. Pese a las denuncias la Iglesia no solo no actuó ni asumió responsabilidad alguna sino que ocultó los crímenes mintiendo a sus feligreses y a la justicia. Documentos internos de la Iglesia demuestran que O’Grady violó y sodomizó con pleno conocimiento de sus superiores.

La película contiene la grabación de las declaraciones judiciales no sólo de O’Grady, sino también de sus superiores. La comparecencia de Roger Mahony, en esa época obispo de Stockton (California) es tremenda y demuestra la política de protección a los pederastas llevada a cabo por la Jerarquía Eclesiástica. Cada vez que surgían denuncias de abusos no acudía
a la justicia, lo trasladaba de parroquia, donde volvía a delinquir. Mahony es hoy cardenal de Los Ángeles, la mayor diócesis de los Estados Unidos.

Sanjuana Martínez, durante la presentación del libro y en el acto de recibir el premio, decía que “Prueba de Fe. La red de cardenales y obispos en la pederastia clerical” es una denuncia a los cardenales Norberto Rivera Carrera y Juan Sandoval Iñiguez. Al primero como encubridor del sacerdote Carlos López Valdés, acusado de abusos sexuales y por impedir que su caso sea juzgado en los tribunales ordinarios. Al cardenal Sandoval Iñiguez, como responsable de una clínica (al margen de la justicia) especializada en atender los casos de pederastia en el seno de la Iglesia
católica.

La periodista denuncia en su libro el elevado nivel de corrupción e impunidad que dificulta actuar contra la pederastia clerical en la que están involucrados -según datos del Departamento de Investigaciones sobre Abusos Religiosos y del Centro de Investigaciones sobre Abusos Religiosos- cerca de cinco mil sacerdotes (el 30 por ciento de los curas mexicanos) y
agrega que, aunque existen leyes para perseguir el delito de pederastia, el hecho de que estén implicados políticos, diputados, senadores, empresarios, gobernadores, alcaldes y sacerdotes, es muy difícil que lleguen a aplicarse, además, las víctimas son agredidas o amenazadas al denunciar los hechos. Según las estadísticas, ocho de cada diez víctimas nunca denuncia. La jerarquía católica, dice, impide la cooperación institucional de la iglesia en la persecución y castigo de los curas
pederastas y la hace corresponsable de estos crímenes porque la convierte en una institución encubridora de delincuentes.

El Papa Ratzinger dijo en Australia: “los responsables de tales males (violación, pedofilia) deben ser llevados ante la Justicia”. En el documental y en el libro comentado tiene hechos probados con nombres y apellidos. En España hay casos. Es de suponer-después de tan solemne declaración- que no habrá nunca más impunidad para tan repugnante delito.

Por las dudas, no está demás recordar el octavo mandamiento: “No dirás falso testimonio ni mentirás”.

Nota: “Líbranos del mal” se proyecta en los cines Verdi de Madrid y Barcelona. “Prueba de Fe. La red de cardenales y obispos en la pederastia clerical” está editada por Planeta en México. Cuán importante sería que la película fuera distribuida en salas de todo el país y Planeta edite o importe el libro de su filial mexicana.

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En Australia Benedicto XVI manifestó durante la homilía de la misa que celebró en la catedral de Sydney: “Me gustaría detenerme para reconocer la vergüenza que todos nosotros tenemos que sentir como resultado de los abusos sexuales de menores cometidos por algunos sacerdotes y religiosos en este país”, y agregó “las víctimas deben recibir compasión y cuidado y los responsables de tales males deben ser llevados ante la Justicia”.

Amy Berg cuenta en “Líbranos del mal” la historia del cura Oliver O’Grady quién, en California, durante veinte años (de 1973 a 1993) abusaba de su autoridad religiosa para violara a cientos de niños. Entre sus víctimas había un bebé de nueve meses. Pese a las denuncias la Iglesia no solo no actuó ni asumió responsabilidad alguna sino que ocultó los crímenes mintiendo a sus feligreses y a la justicia. Documentos internos de la Iglesia demuestran que O’Grady violó y sodomizó con pleno conocimiento de sus superiores.

La película contiene la grabación de las declaraciones judiciales no sólo de O’Grady, sino también de sus superiores. La comparecencia de Roger Mahony, en esa época obispo de Stockton (California) es tremenda y demuestra la política de protección a los pederastas llevada a cabo por la Jerarquía Eclesiástica. Cada vez que surgían denuncias de abusos no acudía
a la justicia, lo trasladaba de parroquia, donde volvía a delinquir. Mahony es hoy cardenal de Los Ángeles, la mayor diócesis de los Estados Unidos.

Sanjuana Martínez, durante la presentación del libro y en el acto de recibir el premio, decía que “Prueba de Fe. La red de cardenales y obispos en la pederastia clerical” es una denuncia a los cardenales Norberto Rivera Carrera y Juan Sandoval Iñiguez. Al primero como encubridor del sacerdote Carlos López Valdés, acusado de abusos sexuales y por impedir que su caso sea juzgado en los tribunales ordinarios. Al cardenal Sandoval Iñiguez, como responsable de una clínica (al margen de la justicia) especializada en atender los casos de pederastia en el seno de la Iglesia
católica.

La periodista denuncia en su libro el elevado nivel de corrupción e impunidad que dificulta actuar contra la pederastia clerical en la que están involucrados -según datos del Departamento de Investigaciones sobre Abusos Religiosos y del Centro de Investigaciones sobre Abusos Religiosos- cerca de cinco mil sacerdotes (el 30 por ciento de los curas mexicanos) y
agrega que, aunque existen leyes para perseguir el delito de pederastia, el hecho de que estén implicados políticos, diputados, senadores, empresarios, gobernadores, alcaldes y sacerdotes, es muy difícil que lleguen a aplicarse, además, las víctimas son agredidas o amenazadas al denunciar los hechos. Según las estadísticas, ocho de cada diez víctimas nunca denuncia. La jerarquía católica, dice, impide la cooperación institucional de la iglesia en la persecución y castigo de los curas
pederastas y la hace corresponsable de estos crímenes porque la convierte en una institución encubridora de delincuentes.

El Papa Ratzinger dijo en Australia: “los responsables de tales males (violación, pedofilia) deben ser llevados ante la Justicia”. En el documental y en el libro comentado tiene hechos probados con nombres y apellidos. En España hay casos. Es de suponer-después de tan solemne declaración- que no habrá nunca más impunidad para tan repugnante delito.

Por las dudas, no está demás recordar el octavo mandamiento: “No dirás falso testimonio ni mentirás”.

Nota: “Líbranos del mal” se proyecta en los cines Verdi de Madrid y Barcelona. “Prueba de Fe. La red de cardenales y obispos en la pederastia clerical” está editada por Planeta en México. Cuán importante sería que la película fuera distribuida en salas de todo el país y Planeta edite o importe el libro de su filial mexicana.

http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=23492

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