lunes, 8 de noviembre de 2010

FERNANDO LUGO ABDICANDO LAS BANDERAS DE LA IZQUIERDA

Si algo ha logrado demostrar el actual proceso electoral en Paraguay para la elección de autoridades municipales, es lo disciplinadas que son las fuerzas políticas engarzadas por USAID y la embajada norteamericana. Una vez más, la embajada ha logrado alinear como velas a movimientos y partidos con supuestas ideologías disímiles, pero adoradoras serviles del éxito electoral y sobre todo, de las dádivas del imperialismo. En un segundo plano, ha quedado demostrada la facilidad con que los seguidores del cura presidente abdican de las banderas de la izquierda cuando existen dividendos de por medio. “El desembarco bolivariano en Asunción de la mano de Carrizosa” ironiza un panfleto con caricaturas alusivas a Chávez, Lugo y el candidato ultraderechista apoyado por la izquierda chanta.
Banderas rotas
“Nunca fue tan oportuna una exhortación de la Iglesia Católica, transmitida a través de la Conferencia Episcopal Paraguaya, para que la ciudadanía vote a conciencia. El candidato que se presenta por la alianza financiaba congresos anticomunistas durante la dictadura del general Alfredo Stroessner”, sostuvo Aníbal Saucedo Rodas, miembro titular de la Junta de Gobierno del Partido Colorado.

El dirigente se refería así al patriaqueridista Miguel Carrizosa.
Saucedo dijo que es un absurdo que no tiene explicación ni justificación que detrás de un genuino representante de la extrema derecha se hayan alineado los supuestos herederos políticos de Rufino Recalde Milessi, Obdulio Barthe, Oscar Creydt, Antonio y Ananías Maidana.

“En la búsqueda desenfrenada del poder, la autoproclamada izquierda nacional ha abdicado de sus banderas y de sus consignas para transformarse en elementos funcionales de aquellos que tanto han criticado por su ideología reaccionaria”, sentenció.

Dijo que el viejo Partido Nacional Republicano, por el contrario, se encuentra en plena etapa de transición para recuperar su raíz ideológica sustentada en el socialismo que tiene como pilar la solidaridad social, como firmemente lo expresa Ignacio A. Pane en su credo político.

Aseguró que la izquierda radicalizada de nuestro país se encuentra sometida al sector más extremo de la derecha paraguaya, pretendiendo llevar al poder municipal de Asunción a un exponente genuino del capitalismo y del neoliberalismo a ultranza.

“De hecho, poco tiempo después de asumir el actual gobierno, la izquierda ha capitulado de la vocación crítica y revolucionaria, acallando los desatinos y gruesos errores del presidente Fernando Lugo. Justifica los desmanes y las atrocidades jurídicas perpetradas desde el poder, con el pretexto de que la derecha retardataria quiere desestabilizar y truncar el supuesto ‘proceso de cambio’”, insistió.

Agregó que ahora, sin ningún rubor se alían, transan, se abrazan los autodenominados progresistas con los declarados reaccionarios, en un concubinato que no tiene ligazón ideológica, por lo que solo resta suponer que se mueven por el simple instinto de copar el poder a cualquier precio. Incluso a costa de su propia doctrina y dignidad.

La fiesta de los allegados
En tanto la izquierda abdica sus banderas, las denuncias de enriquecimiento siguen brotando como hongos entre los allegados del cura presidente.
Los sobrinos del cura presidente Fernando Lugo, Guillermo y Fernando Lugo, son como los hijos del mandatario, el fraudulento "obispo de los pobres" que acabó revelado como amoral y polígamo.

Vivían de alquiler en alquiler en modestas viviendas. Ahora se acaban de comprar una casa de G. 504 millones. Uno gana G. 5 millones y el otro 8, y la mamá es una humilde modista, puntualiza el diario Ultima Hora.

Toda una muestra del rápido progreso económico de toda la familia Lugo, tanto o más que los allegados a López Perito y otros héroes de la pornocracia arzobispal.
Las ideas socialistas, por supuesto, pasan a un segundo plano, y los virajes de izquierda a derecha cuando hay fondos de por medio, son tan bruscos como los que realizaban los obispos franceses durante la segunda mundial, cuando su país cambiaba de una a otra potencia ocupante.

Como diría un monje tibetano, el peligro constante es abrir la puerta a la codicia, uno de nuestros más encarnizados enemigos, y ahí reside el verdadero trabajo del espíritu.

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