El episodio del narco-policía Viviano Machado, protegido de Fernando Lugo y de su ministro del interior Rafael Filizzola, sembró varias interrogantes que quedan por aclarar.
El episodio del narco-policía Viviano Machado, protegido de Fernando Lugo y de su ministro del interior Rafael Filizzola, sembró varias interrogantes que quedan por aclarar.
Tiempo atrás, la Agencia de Noticias ARATIRI ya había advertido, al igual que varios organismos y referentes de los Derechos Humanos, sobre el oscuro pasado del comisario. Ver:
http://venezuela.indymedia.org/or/2009/08/21568.shtml
A pesar de ello, Fernando Lugo y su ministro del interior siguieron apañando y respaldando a Machado, hasta que se reveló como metido hasta el cuello en el narcotráfico.
Las vinculaciones de la familia de Fernando Lugo con personajes conocidos en el submundo de las drogas y el narcotráfico, como el caso de su sobrina Mirta Maidana, ahondan las sospechas. A propósito, puede leerse la noticia:
http://www.lanacion.com.py/noticias-252638-2009-06-22.htm
La policía paraguaya se envuelve cotidianamente en confusos episodios del narcotráfico, y por lo general los involucrados son las más altas autoridades de la cúpula policial.
El caso del comisario Aristides Cabral, jefe de Narcóticos durante el gobierno de Luis Gonzalez Macchi, es paradigmático. El mismo intervino en una ocasión, junto al ex fiscal antidrogas Carlos Cálcena, un establecimiento del narco brasileño Beira Mar, donde se incautó 1,5 millones de dólares y se detuvo al narco Amato Filho. Cabral y Cálcena se apropiaron del dinero sin informar a sus superiores y, sobre todo, sin compartir el botín, lo cual enfureció a los agentes norteamericanos de la DEA. Por el hecho, Cálcena fue destituido y condenado a seis años de prisión, en tanto Cabral fue perseguido por la embajada norteamericana y no pudo ascender debido a las presiones del embajador norteamericano John F. Keen.
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