sábado, 18 de julio de 2009

INDIFERENCIA MORAL, CRASO ERROR DE FERNANDO LUGO

INDIFERENCIA MORAL, CRASO ERROR DE FERNANDO LUGO

Nicolas Russo

Lo más próximo que hay en la historia del pensamiento político a la separación establecida entre la conveniencia política y la moralidad, se encuentra probablemente en algunas partes de la "Política" de Aristóteles, en las que el estagirita (ciudad antigua de Grecia) se refiere a la conservación de los estados, sin consideración de sus bondad o maldad.

De ahì surge el aristotelismo naturalista y el securalismo libre de todos los argumentos sofísticos impuestos por la doble verdad.

Hasta Maquiavelo no era indiferente a los efectos que, debido a su acción sobre la masa de la humanidad, producen la moral y la religión sobre la vida social y política.

Sancionaba el uso de los medios inmorales por parte de gobernantes para conseguir una finalidad, y nunca dudó que la corrupción moral de un pueblo hace imposible el buen gobierno.

La pureza en la vida familiar, la independencia y dureza de la vida privada, la simplicidad y frugalidad de costumbres y la lealtad en la realización de funciones públicas constituyen parte de las virtudes cívicas que faltan hoy al Obispo Presidente Fernando Lugo Méndez.

Eso no implica que el gobernante tenga que sostener ciegamente un dogma religioso al igual que sus conciudadanos ni practicar supuestas virtudes cristianas que producen servilismo errático.
Pues, igual que un ejército en batalla, cualquier gobierno establece su acción de conducción del Estado tanto con la moral como con los cañones, y el gobernante prudente debe preocuparse por que ambas cosas sean las mejores posibles.

El Obispo Presidente Fernando Lugo Méndez es un ejemplo extremo de la doctrina de un "doble patrón de moralidad", donde se pretende distinguir entre la moral para el gobernante y otra moral para el ciudadano privado.

Se juzga al primero por el éxito conseguido en el mantenimiento y aumento de su poder; mientras que al segundo, por el vigor de su conducta que pueda otorgar el grupo social.

Como el gobernante esta fuera del grupo o, por lo menos, se encuentra en una situación muy especial con respecto a él, esta por encima de la moralidad cuyo incumplimiento debe imponerse dentro del grupo.
Y con esa doctrina del "doble patrón de moralidad" los políticos que rodean al Presidente pretenden esconder la delicada situación del Presidente con respecto a la cantidad de hijos paraguayos que tiene repartidos por el país.
Su actuación mentirosa de engañarle a la gente con su sotana abusando de una congregación religiosa y violentando sus reglas para llegar al poder de nuestro país, y la irresponsabilidad como hombre de asumir sus responsabilidades como padre de varios hijos, escondiendo esa situación, que solamente por la presión mediática se pudo saber, no esta bien.

Ante esta cruda realidad urge que el señor Presidente de la República del Paraguay asuma una actitud más correcta aparte de reconocer sus hijos, cual es, reparar los daños morales y materiales a sus propios hijos y a sus madres, terminando con la agitación, el sobresalto y la temerosidad sobre los ánimos de todos los ciudadanos, en el acto.

Esa indiferencia moral con la cual el entorno aúlico del presidente pretende minimizar la cuestión planteada es un craso error político.

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